Santa Teresita de Lisieux, también conocida como "La Pequeña Teresita" o Santa Teresita del Niño Jesús, es una de las santas más queridas de la Iglesia católica. Nacida en 1873 en Normandía, ingresó en el convento carmelita de Lisieux a temprana edad, donde llevó una vida recóndita de oración, humildad y amor, marcada por lo que ella llamaba su "caminito": una espiritualidad de confianza, sencillez y total abandono a Dios.
Llevar una medalla de Santa Teresita significa elegir recorrer un camino de amor humilde y de confianza total, pidiendo su tierna intercesión para avanzar en la fe con dulzura, fuerza y esperanza.