Santa Sabina fue una noble romana que se convirtió al cristianismo en una época en que la fe aún era perseguida en el Imperio Romano. Nacida en el seno de una familia adinerada, abrió su palacio para acoger a las primeras comunidades cristianas y practicar la caridad en secreto. Su profundo compromiso con Cristo y su apoyo a los cristianos perseguidos la llevaron al martirio, convirtiéndose en un símbolo de fidelidad silenciosa y valiente.